LOS CAMBIOS QUE NECESITA LA PESCA
DEPORTIVA CUBANA
El siguiente texto
fue redactado en el año 2005, en un momento en que la Federación Cubana de
Pesca Deportiva se preparaba para afrontar un período de reajuste en su
directiva nacional, tras dos años de errático funcionamiento, al cabo de los
cuales la Dirección de Asociaciones del Ministerio de Justicia inhabilitó al
ejecutivo hasta entonces en funciones por incumplimiento de obligaciones
reglamentarias y llamó a una renovación. Consultado en diversas ocasiones
durante este proceso, por nuevos integrantes de la dirección de la asociación,
tuvo el autor la idea de redactar un documento programático, cuya
discusión permitiera examinar elementos para el rediseño de la práctica social
de la pesca deportivo recreativa en Cuba, centrando las proyecciones de la FCPD
en un impacto más intenso en la recreación social, el reforzamiento de la ética
deportiva, una mayor especialización técnica y un compromiso sustancial con la
protección del medio natural que sirve de base al disfrute de la pesca.
La pesca recreativa cubana sigue requiriendo cambios; probablemente no
los mismos ni tan pausados como se creyó, pues hoy mismo habría que adicionar a
la dinámica de su desempeño lo que va a demandar un aprovechamiento más
significativo de sus modalidades en la oferta turística, lo que inserta
necesariamente en la ecuación a los nacionales, en tanto potenciales clientes y
prestadores de servicios.
Pasada cerca de
una década, el Encuentro Nacional de Pesca Deportiva Cubana evocado en este
escrito no ha sido siquiera proyectado, a pesar de que la iniciativa del Parque
Nacional Ciénaga de Zapata de incluir talleres de debate anexos a los
certámenes Zapatafly, entre 2006 y 2010, demostró la abundancia de temas y
motivaciones para un diálogo en torno a la pesca recreativa cubana. Incluso
trabajos aislados se han llevado a algunos escenarios científico-técnicos, como
los eventos Pesca 2007, Humedales 2009, el XX Simposio de Cultura de La Habana
(2012) y, fuera del país, en el Fourth International Bonefish & Tarpon
Symposium, en Florida, Estados Unidos de América (2011). Pensamiento,
expresión. Acción.
La pesca deportiva cubana necesita
cambios. Tal vez no sean urgentes y sin duda no deben llevarse a cabo con
premura, pero es sabio reconocer que está pidiendo un examen crítico y un nuevo
punto de partida.
Quienes practican y
aman esta forma de recreación estarán de acuerdo en que es necesario abrirse a
una nueva mentalidad y lograr que la pesca que ejercemos por afición alcance
niveles de reconocimiento social equivalentes a los de otras manifestaciones
deportivas y que sean asimismo representativos del estatus cultural de nuestra
nación.
La pesca
deportivo-recreativa, cuya definición en el terreno legal está recogida en el
Decreto-Ley 164, Reglamento de Pesca, forma parte de las antiguas tradiciones
del país y merece por ello que se aliente su estudio, conservación y
desarrollo, al igual que otros entretenimientos, juegos, fiestas, costumbres
culinarias, etc., incluso de origen foráneo, que constituyen modos de expresión
de la idiosincrasia nacional.
Con una membresía
como la de esta Federación Cubana de Pesca Deportiva, amplia en lo numérico y
diversas en su conformación cultural, es obvio esperar que contemos con una
rica cantera de cuadros inteligentes, de probidad y de experiencia en las
disciplinas del sedal y los anzuelos. Para que esos candidatos en potencia sean
los próximos directivos, sería necesario primero contar con un proceso orgánico
similar al que la democracia de nuestras estructuras de gobierno y
organizaciones políticas y de masas nos enseña. Deseable sería que para dirigir
una filial municipal de la FCPD nos pidan una pertenencia de al menos dos o
tres años en la asociación, y un poco más para integrar la filial provincial, y
todavía algo más para dirigir un ejecutivo nacional, al cual no se debería
permitir acceso a ningún aspirante que no hubiera dirigido antes, con
efectividad, méritos y creatividad, en municipios y provincias.
El día que contemos
con el equipo dirigente que se requiere, tal vez la primera decisión tendrá que
ser la de crear un banco de problemas a semejanza de lo que hacen nuestros
inteligentes innovadores y racionalizadores en cada centro de labor. Habrá que colocar
sobre la mesa de trabajo hasta el último de los documentos que regulan la
práctica de esta modalidad deportiva en Cuba y examinarlos, tal vez con la
ayuda de especialistas, tales como abogados, biólogos y otros, pero siempre con
la óptica del aficionado a la pesca.
Será ese el momento
de respondernos si están expresados todos los deberes y derechos posibles, si
hay problemas cuya solución prevista en documentos evitaría muchos
malentendidos, si hay vías para potenciar avances. Puede ser que a algunos les
baste en privado con pagar una cuota de afiliación, disponer de un local de
reuniones y asistir de vez en cuando a una competencia o pesquería recreativa.
Pero con esta conformidad se pierde mucho de lo que realmente puede aportar a
la sociedad una asociación de pescadores deportivos.
En primer lugar, nos
estamos refiriendo a una membresía del orden de las 100 000 personas, con
posibilidades de multiplicar esa cifra, que accede por su propio interés a los
beneficios de una actividad en contacto con la naturaleza. ¿Qué valor posee
ello en términos de sano aprovechamiento del tiempo libre, de salud, de
incremento de la sociabilidad, de educación ambiental?
Sabemos que muchas
personas inteligentes consideran hoy al pescador deportivo cubano, un
depredador que busca alimento o dinero, las más de las veces con artes de
captura masiva. Solo conociendo de cerca, con mirada justa y enfoque objetivo,
se puede juzgar. Lograr que esos mismos hombres a quienes así se critica
lleguen mañana a pescar solo con métodos deportivos, a liberar un pez para que
viva, depende de una política inteligente, ordenada y respetuosa.
No es obligando a
nadie a afiliarse que una asociación gana prestigio y liderazgo. Cumpla el
propietario de una embarcación todos los requisitos que exige la ley en su
materia, pero sea miembro de la Federación Cubana de Pesca Deportiva si lo
desea y si sus fines son pescar por deporte. Exija la autoridad el requisito
que corresponda al abordar una embarcación e ir al mar de pesca, pero que el
carné de la FCPD sea sólo la expresión de una voluntad, una pertenencia social,
no una obligación administrativa.
Tampoco piense nadie
que discutiendo sin serenidad ni consideración los problemas, a veces molestos
problemas, que existen, es que se llega al entendimiento. Respeto, antes, y
meditar las cuestiones, buscar la solución en las bases jurídicas y en el
diálogo cuidadoso, apelando a las instituciones y al razonamiento.
Necesita la
Federación gozar de criterio propio en el específico terreno que le
corresponde, de manera que es necesario clarificar sus “Normas de relación” con
la correspondiente entidad gubernamental. Si pretendemos que sea una
“organización no gubernamental, con derecho a funcionar con sus recursos,
pidamos con franqueza un voto de confianza para trabajar de manera coordinada
con el Partido, el Gobierno y el INDER, en el desarrollo de la pesca deportiva
cubana.
Cumplido un cuarto de
siglo de existencia, la Federación Cubana de Pesca Deportiva está urgida de una
valoración responsable de sus contenidos. Además de agrupar a los pescadores,
de darles un reglamento y estatutos que pocos han leído, de cobrar una cuota
simbólica y convocar algunas competencias, hay unos cuantos temas en los cuales
pueden pensar sus futuros cuadros.
Pensar, por ejemplo, que
cada pescador, con un correcto avío de sedal y anzuelo, provoca un impacto
sobre el medio natural cuya intensidad y significación deben ser estudiados y
evaluados.
Reconocer que es poco
conocida la historia y las características del deporte de la pesca en Cuba y
sin ello es imposible no ya dirigirlo, sino siquiera programar sus eventos. Y
ni hablar de divulgación, que solo existe para contados certámenes y cuando
algunos periodistas muy interesados los cubren por propia iniciativa. Sin
divulgación, la significación social de la pesca deportiva queda reducida al
espacio de las relaciones interpersonales y los informes internos.
Los pescadores
deportivos pueden ser ―y lo han sido― auxiliares de la nación en la vigilancia
de las costas, en la contención de la droga. Y deben serlo también en la
vigilancia ambiental, como la base de pesca de Jaimanitas, que el año pasado
denunció a la prensa un vertido de petróleo en su río.
Y pueden ayudar en
las investigaciones de la ictiología cubana, la ciencia que estudia los peces,
aportando datos y colectando especímenes interesantes. Los registros de
récords, desde nivel municipal a la nación, tienen un valor estadístico
apreciable y deben ser rescatados.
De una manera
espontánea, en algunas zonas del país se extiende el uso de avíos de vara y
carrete. Estas técnicas permiten lidiar el pez de una manera más deportiva y
elegante, dándole más oportunidades al animal y demostrando mayor maestría.
Sería un paso de avance, sin embargo, que la Federación trabajara por extender
la técnica del spinning, el trolling en la pesca de altura, incluso el fly
casting, en cuya difusión entre deportistas nacionales hicieran unos intentos
consecuentes en el Parque Nacional Ciénaga de Zapata, interrumpidos
recientemente por una prohibición incomprensible.
¿A dónde queremos
llegar? A que el cubano pesque por disfrute y se beneficie del descanso y la
descarga de tensiones que provee la pesca.
Queremos llegar a que
el pescador sea el ciudadano más interesado en no sacar del agua un pez cuya
abundancia peligre; en no llevar a la mesa una especie potencialmente tóxica;
en que no se contaminen las aguas.
Queremos llegar a que
la pesca sea un medio más de educación de las personas en sus relaciones
sociales y con la naturaleza.
Es por este conjunto de
motivaciones que la Federación Cubana de Pesca Deportiva necesita directivos
formados en sus propias filas.
Comprendidos estos razonamientos, podríamos consultarnos si la gran utilidad de este Ejecutivo Nacional no estaría en constituirse en una Comisión que, además de atender en el período las cuestiones más inmediatas de funcionamiento, organice en el término de un año a partir de esta fecha un Encuentro Nacional de Pesca Deportiva Cubana, con representación de cada municipio y provincia del país, para debatir en la ocasión y con el temario que acordemos las nuevas normas y proyectos a partir de los cuales construir el futuro de esta modalidad deportivo-recreativa. Ismael León Almeida, 2005.
Posibles temas para
un Encuentro Nacional de Pesca Deportiva Cubana
I. Ciencia y técnica
para pescar por deporte.
II. Connotaciones
sociales de la pesca deportivo recreativa:
- La pesca en grupo como
factor de sociabilidad.
- Contribución a la salud de
las diversas modalidades de pesca.
- Valores de la pesca como
actividad de tiempo libre.
- La pesca deportiva como
herramienta de Educación Ambiental.
III. Entorno jurídico
de la pesca deportiva.
IV. Deportividad en
la pesca.
V. Historia y
tradición en la pesca deportiva cubana.
VI. Pesca recreativa
en medios de información y en la expresión artística y literaria.
VII. Las opciones de
pesca en el turismo cubano.
VIII. Componentes de
mercado en la pesca deportivo-recreativa.
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